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Techos verdes para rescatar las ciudades
21 octubre, 2014

 

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Según la Organización Mundial de la Salud, se necesitan entre 12 y 15 metros cuadrados de zonas verdes por habitante para tener una buena calidad de aire. El problema es que ciudades como Bogotá ya están cubiertas de concreto, y tiene apenas cinco metros cuadrados por persona.

Las cubiertas de plantas son, en muchas ciudades del mundo, el mejor recurso para poder brindarles a los ciudadanos espacios verdes que les garanticen una mejor calidad de vida. Desde 1960, en Alemania se retomó esta técnica, inventada hace varios siglos por babilonios y vikingos, y que hoy se conoce como techos verdes.

Colombia no se ha quedado atrás. Aunque pocos los conozcan y la cantidad de metros cuadrados instalados en el país no son muchos, ya son varios los sectores que trabajan para incentivarlos. Aunque no todos utilizan la misma tecnología y la motivación para implementarlos varía, ya hay empresas dedicadas a la venta y el diseño de techos; hay fundaciones que trabajan con familias en barrios marginados para que implementen esta técnica; y hay universida des que investigan qué tan factible es utilizar esta tecnología en ciudades como Bogotá.

Según Pablo Atuesta, gerente general de Groncol, una empresa que coloca y diseña proyectos sostenibles en Colombia, se calcula que si el 3,6% de los techos de Bogotá fueran verdes, se capturaría el 100% del material particulado de los carros de la ciudad. “Esa cifra equivale a miles de metros cuadrados, pero es solo el 3%, es imposible que no lo logremos”, asegura.

Los techos verdes son uno de los medios para hacer frente a los efectos del cambio climático, aprovechar más los espacios, tener mejores condiciones ambientales en las ciudades e incluso se plantean como una medida para mejorar la habitabilidad y la seguridad alimentaria. Se pueden hacer con botellas recicladas, con cubetas plásticas especiales o con un gran tapete de pasto natural que se extiende en la cubierta de los edificios. Esta última posibilidad, que es más tecnológica y a mayor escala, se plantea como una manera eficiente y a la vista agradable para cumplir con los parámetros de zonas verdes en construcciones, alargar la utilidad de los techos y arreglar problemas de filtraciones.

Su impacto puede llegar a ser realmente significativo y por ello en 2009 el Concejo de Bogotá expidió un Proyecto de Acuerdo para “buscar que en los techos, cubiertas o terrazas de los edificios o inmuebles, se implemente y genere la tecnología de techos verdes, como una alternativa de mejoramiento ambiental, que permita mitigar los impactos negativos de fenómenos naturales que afectan el planeta”.

Se calcula que un metro cuadrado de techo verde captura el 10% del material particulado de un carro, retiene 50 litros de agua lluvia en un año, compensa el 20% de la huella de carbono de una persona y produce el oxígeno requerido por un ser humano.

Más que belleza, una fuente de sustento

Nicasio Forero, un caqueteño que desde hace 10 años vive en Altos de Cazucá, en Soacha, sube día de por medio al techo de su casa para cuidar de su cosecha. “Comencé hace más de un año y esta es mi cuarta temporada de siembra. Dependiendo de la calidad de las semillas y del clima, se me dan las plantas que utilizo en la casa y que vendo a los vecinos”, señala.

En algunos barrios de escasos recursos de la ciudad, los canales de las tejas de cinc están cubiertos de botellas plásticas que en su interior contienen plantas. Aunque esta iniciativa también tiene beneficios ambientales, su principal propósito es contribuir al sustento de estas familias.

El proyecto surgió con Carolina Forero, una ecóloga de la Universidad Javeriana, quien planteó esta iniciativa en su trabajo de tesis. Ahora, con la Fundación Catalina Muñoz, les enseña a los habitantes de la zona a implementar ecotechos que, a diferencia de los techos verdes, se caracterizan por un enfoque más comunitario.
“Vengo del campo y ya tengo conocimiento del tema. Aunque es muy distinto, esta iniciativa me permite tener un contacto con la naturaleza. Entre las cosas a las que más le dedico tiempo es a cuidar mis cosechas. Vendo cada planta a mil pesos y eso es una ayuda, además de que contribuyen a mi bienestar como persona”, dice Alba Nidia Salazar quien desde hace 2 años implementa esta técnica en su casa Altos de Cazucá.

Con botellas de plástico recicladas que adecúan para sembrar diferentes especies como rábano, acelga y lechuga, en Cazucá crearon un proyecto que, como lo señala la Anspe (Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema), es capaz de contribuir a la seguridad alimentaria.

Mantenerlo no es fácil, porque los ecotechos requieren cuidado constante y no todas las familias tienen el tiempo necesario para hacerlo. Sin embargo, cada vez son más los habitantes que se interesan en el tema. La idea comenzó con tres viviendas y hoy ya son 32 las que en promedio cuatro veces por año colocan en sus techos 115 botellas de plástico con más de tres especies de plantas que tienen usos medicinales, alimenticios y decorativos.

El panorama de la capital

Sus beneficios ya están comprobados, pero ¿qué tan factible es implementarlo en una ciudad como Bogotá? Investigadores del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de los Andes han intentado dar respuesta a esta pregunta y el panorama es alentador.

El grupo de Calidad de Aire evaluó las cubiertas en Bogotá. Los resultados mostraron que aproximadamente 148.033 tejados, que corresponden al 6,53% del total de los techos de la ciudad, son aptos para espacios vegetales. “Es una cantidad considerable, que ayudaría a controlar las inundaciones, además de brindar otros beneficios ambientales para Bogotá”, dice Miguel Quirama, asistente de investigación del grupo.

Un estudio más detallado lo realizó el grupo de Drenaje Urbano, de la misma universidad, que hizo un panorama en Cedritos, uno de los barrios de la ciudad que ante un aguacero se paralizan por deficiencias del sistema de alcantarillado.

“Este, como muchos otros lugares de Bogotá, fue inicialmente un espacio para casas, pero en los últimos 20 años lo han invadido los edificios de más de 10 pisos. Los habitantes son muchos y el sistema de alcantarillado no da abasto”, dice Gabriel Pérez, uno de los investigadores.

Ante esta situación, los techos verdes pueden plantearse como una buena solución. Con un pequeño aparato (dron) sobrevolaron la zona para tomar fotografías con las que los expertos determinaron que en el 41% de las edificaciones del sector esta iniciativa es altamente implementable y los efectos son notorios. Según Daniel Páez, investigador del proyecto, los techos verdes podrían reducir la problemática de inundación en las calles, pues en promedio retienen entre 40 y 60% del agua lluvia.

“Lo hacemos con la intención de generar un panorama que permita a las administraciones pertinentes tomar medidas. Estamos muy perdidos en el tema de cómo orientar el desarrollo con estas tecnologías; las administraciones lo quieren promover pero no saben cómo, para qué ni en dónde vale la pena hacerlo”, dice Pérez.

Como en Cedritos, los techos verdes pueden implementarse en otros barrios de la ciudad y del país. Además de tener efectos significativos en temas de inundaciones, traen beneficios ambientales como crear ecosistemas urbanos para aves e insectos. Los expertos agregan que en algunas partes del mundo también son implementados para controlar la temperatura y evitar el gasto de energía en aires acondicionados. “Esa es una estrategia que sin duda puede implementarse en ciudades cálidas de Colombia”, señaló Páez.

 

Fuente: El Espectador

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