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Tráfico de animales silvestres: un delito que crece ante la indiferencia
29 enero, 2014

 

TRAFICODEANIMALES

Después del narcotráfico y el tráfico de armas, el tráfico de animales silvestres es la tercera mafia más lucrativa de todo el mundo.

Durante un mes se incautan cerca de 1.700 animales silvestres, y solo en la primera quincena del 2014 se confiscaron 160 animales en el aeropuerto Eldorado de Bogotá, de acuerdo con la Secretaría Distrital de Ambiente. El año pasado se incautaron 400 pericos bronceados, 350 tortugas hicoteas y 120 monos tití grises, lo que las convierte en las tres especies más traficadas.

De acuerdo con uno de los grupos de investigación de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la Universidad Nacional de Colombia, la gente no conoce la importancia que tiene la fauna silvestre en el país y, en definitiva, esta es una de las razones por las cuales se facilita este tipo de tráfico.

“La gente tiende mucho a contradecirse. Un gran porcentaje de personas conocen a alguien que ha tenido (incluso ellos mismos) animales silvestres, pero al preguntarles si sacarían un animal silvestre de su hábitat todos contestaron que no. Eso nos llevó a ver que hay una contradicción, más que todo de pensamiento, porque las personas tienden a responder lo que es socialmente aceptado pero no dan su punto de vista, su criterio en sí”, señaló Mario Delgado, estudiante de Medicina Veterinaria de la U.N., quien hace parte del grupo de investigación.

Debido a que es muy difícil crear una conciencia en los adultos sobre la gravedad de este hecho, una forma de prevenir este tráfico –de acuerdo con el grupo– es a través de la educación de los niños.

Nicolás Flores, quien contribuyó con el desarrollo del trabajo investigativo, advirtió que la fauna silvestre es esencial porque ayuda a mantener el equilibrio de los ecosistemas. “Es importante saber que estos animales son transportadores de semillas, lo cual contribuye a mantener la diversidad de flora”.

Además, aseguró que la gente desconoce que muchos de estos animales transmiten enfermedades zoonóticas y que pueden propagar algunas enfermedades gastrointestinales o incluso la fiebre amarilla dependiendo de dónde se extraigan.

Por ello, las personas que tengan contacto con estos animales pueden ser portadoras pasivas o activas de una infección o de un parásito si esto ocurre durante un periodo de tiempo muy prolongado. Igualmente, el animal puede contraer las enfermedades que tenga el humano.

Sin embargo, muchos de estos animales llegan muertos luego del traslado desde su hábitat natural a Bogotá, que es el centro de comercio más generalizado en Colombia.De diez animales vivos que se sacan solo uno llega vivo debido a las condiciones de hacinamiento, desnutrición, maltrato y estrés causadas por la forma de transportarlos.

Los animales provienen, principalmente, de los departamentos de Caquetá, Chocó, Arauca y Putumayo, y los destinos a los que más se exportan de manera ilegal son España, Francia, Estados Unidos y Canadá.

Algo que advierten los miembros del grupo es que el tráfico no solo se limita a los animales vivos, sino también a los animales muertos o disecados, y que, de igual modo, se comercia con su carne, piel y huevos.

El tráfico ilegal de especies silvestres es considerado a nivel mundial como una de las principales causas de disminución de las poblaciones naturales.

En Colombia, pese a la estricta legislación y a las medidas adoptadas hasta ahora para garantizar la protección y fomentar el uso sostenible de la fauna silvestre, se asume que el volumen del tráfico sigue siendo de gran magnitud.

Sin embargo, debido a la misma naturaleza ilegal de la actividad, no se cuenta hasta el momento con un diagnóstico serio acerca de su verdadero alcance y de su impacto sobre las poblaciones silvestres.

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