Un proyecto de la Secretaría Distrital de Hábitat impulsa el uso de ecomateriales para fabricar viviendas de interés prioritario amigables con el planeta.
La necesidad de frenar los daños ambientales causados por el crecimiento urbano ha motivado a varios países a implementar nuevas reglas de juego para la construcción. A través del sistema de certificación de edificios sostenibles LEED, Estados Unidos, por ejemplo, busca que grandes compañías del sector utilicen estrategias que contribuyan al mejoramiento de la calidad del entorno, a la eficiencia en el consumo del agua y al uso de energías alternativas.
Aunque en Colombia se están adoptando este tipo de normas, aún son muchos los desafíos. Por eso, se viene gestando una iniciativa para mitigar la explotación de canteras y el uso de materiales de construcción en Bogotá. Se trata de un proyecto que busca desarrollar viviendas de interés prioritario (VIP) con ecomateriales: polialuminio, paquetes de papas, icopor y hasta pulpa de papel reciclado. Apoyándose en el trabajo de distintas universidades, Isabella Torres, gestora del departamento de investigación y desarrollo de nuevos materiales y tecnologías de la Secretaría de Hábitat, dio rienda suelta a esta idea que busca elaborar acabados ecológicos de calidad a bajo costo. “Por ejemplo, los ladrillos hechos con residuos de escombros sirven para hacer muros divisorios, son resistentes y su valor no supera los $600”.
Optimizar el uso de recursos renovables es una de las premisas y la guadua es un material natural que está brillando por su versatilidad. Arquitectos como Simón Vélez han explorado sus cualidades y hoy sirve para la construcción de láminas o paneles capaces de resistir grandes pesos. De hecho, países como Japón, México y Brasil lideran proyectos residenciales a base de guadua.
Otros elementos como el mármol sintético se pueden usar para crear pisos, cocinas integrales y divisiones de muros en zonas húmedas. Según Torres, en Colombia hay cerca de 18 laboratorios que sacan a diario toneladas de polialuminio o tetra pack y cuesta la décima parte de un mármol tradicional. También es posible recurrir a las botellas de plástico picadas para hacer enchapes, a la cascarilla del café y del arroz para diseñar maderas sintéticas ideales en la elaboración de pisos y cielo rasos e incluso a las carcasas de computadores que se reutilizan para los marcos de ventanas y puertas.
El modelo de vivienda fabricado con ecomateriales fue exhibido en la feria Smart City Expo Bogotá 2013. Según la funcionaria de la Secretaría, esta oportunidad sirvió para que algunas constructoras y proveedores comprobaran por qué es una alternativa rentable y sostenible. “La idea es que cada casa sea de 54 m² y cueste $42 millones”.
Al respecto, Carlos Arango, presidente de la Constructora Bolívar, explicó que actualmente en el segmento de las VIP la mayoría de proyectos se entregan sin acabados y señaló que si los materiales logran cumplir con los estándares requeridos pueden convertirse en una alternativa importante para el sector. Por su parte, Juan Pablo Mutis, director de Innovación y Construcción Sostenible de Valor S.A., cree que los materiales reciclados tienen otros retos: “Aunque contribuyen con el ambiente, puede haber problemas con el mantenimiento y su durabilidad”. Lo cierto es que el proyecto, al que sólo le falta una certificación del Icontec, servirá de insumo para realizar un ecobarrio que además tendría sistemas de aprovechamiento de energía y equipos para la destilación de aguas lluvias.
Fuente: El Espectador