Las tarántulas hembras suelen practicar el canibalismo sexual, generalmente, después de haber copulado con un macho, pero un nuevo estudio revela que este comportamiento agresivo, puede ocurrir antes del apareamiento dependiendo de la “personalidad” de cada hembra.
La personalidad agresiva de estas hembras de arácnidos ligada a su voracidad alimenticia determina que se produzca canibalismo o cópula, ha explicado a EFE Rubén Rabaneda-Bueno investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC).
“Además este canibalismo pre-cópula puede generar un alto coste para su reproducción ya que con esta acción no aseguran el esperma para fecundar sus huevos durante la temporada reproductora.”
El estudio, publicado en la revista Ethology y realizado en un terreno en la zona subdesértica de la provincia de Almería, tomó como referencia a la araña Lycosa hispanica, vulgarmente conocida como tarántula ibérica.
Esta tarántula vive alrededor de dos años y durante ese tiempo pueden copular con unos 5 ó 6 machos, algo más pequeños que las hembras, y en cada puesta pueden nacer hasta 500 crías.
El canibalismo sexual, el ataque y consumo de machos por parte de las hembras antes o después de la cópula, es un comportamiento adaptativo practicado por un tercio de las hembras de esta especie de tarántula, más frecuente cuantos más machos hay disponibles.
Uno de los experimento para evaluar la personalidad de la tarántula hembra consistió en ofrecer machos, escogidos al azar, a las hembras aún vírgenes, y constatar si copulaban con ellos o practicaban el canibalismo.
Además, previo a esta prueba, se comprobó la voracidad de las hembras dándolas presas como escarabajos o cochinillas, alimento común en ellas, para estimar su tasa de engorde. Al analizar todos los datos, se observó una correlación de la agresividad entre “el contexto de emparejamiento y el contexto de alimentación”: cuanto más comen y más voraces son más tienden hacia el canibalismo antes de tener su primera cópula.
Otra conclusión que arrojó el estudio es que existe una genética agresiva variable entre las hembras que hace que actúen de manera más agresiva cuando se alimentan de presas y cuando las corteja un macho, mientras que otras, sin embargo, son más dóciles en ambas situaciones.
Además el canibalismo sexual, comportamiento principalmente nocturno, es una forma de elección de pareja en las hembras más dóciles, ya que aunque canibalizan machos de peor calidad se emparejan con los de mayor calidad.
Sin embargo, las hembras más agresivas y voraces canibalizan machos independientemente de su calidad, lo que demuestra que este proceder “no es una forma de elección de pareja”.
Esta situación es ajena a la envergadura física de los machos: las hembras de tarántula ibérica más agresivas no distinguen entre pareja o alimento.
Rabaneda ha recordado que en los arácnidos hay diferentes personalidades y el canibalismo sexual es un ejemplo clásico de lo que se conoce como “síndrome comportamental”.
En esta especie el canibalismo de los machos supone una importante ventaja biológica por el aporte de nutrientes, en especial de nitrógeno necesario para las proteínas, tan escaso en estos parajes desérticos pero necesarios para poder mantener a sus crías.
Otro matiz a destacar en la investigación fue el tamaño de las hembras, aspecto que resultó ser “no decisivo” en la tendencia caníbal de las tarántulas.
“Puede parecer contradictorio ya que se esperaba que las hembras más voraces fueran las de mayor tamaño y las más caníbales, pero no fue así lo que demuestra que el canibalismo sexual depende más de la personalidad que del tamaño”.
Fuente: Agencia EFE