En los océanos no hay tanto plástico como se creía y en ellos viven diez veces más peces de los que se calculaba, además de miles de virus y bacterias con composiciones genéticas desconocidas hasta ahora, según comprobaron los científicos de la expedición española Malaspina.
El coordinador del proyecto y biólogo, Carlos Duarte, presentó en Barcelona losresultados de la mayor investigación mundial sobre el estado global de los océanosy sobre su biodiversidad en el siglo XXI.
Los científicos, que navegaron durante siete meses en una singladura de más de 35.000 millas náuticas a bordo de dos buques, comprobaron que los contaminantes químicos se hallan extendidos por todos los rincones del océano.
Pese a ello, los investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desmintieron que exista el mito de «una isla de plástico» en medio del océanoy ahora investigan por qué hay menos plástico del que esperaban encontrar.
Una de las hipótesis que estudian es que alguna de las bacterias encontradas lo puedan destruir o que sea consumido por algunos de los peces que viven en las profundidades y que hallaron en cantidades que no se creían hasta ahora.
Sí comprobaron que hay cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en los denominados «desiertos marinos«, zonas donde no hay corrientes marinas y donde se acumulan estos residuos.
Duarte explicó que la expedición ha guardado miles de muestras con microorganismos y su ADN recogidas a 4.000 metros de profundidad en el Atlántico, el Pacífico y el Índico, duplicadas y selladas para que se abran dentro de 20 años, cuando se espera contar con nuevos métodos analíticos avanzados y futuros investigadores puedan exprimir aún más este tesoro científico.
La expedición, que contó con un presupuesto de casi de 7 millones de euros, descubrió también que en los océanos viven entre un 10 y un 30 % más peces de los que se pensaba hasta ahora.
«Por debajo de donde la luz solar no alcanza en el agua vive una biomasa de peces hasta 10 veces mayor de lo que se pensaba«, afirmó Duarte, animales que viven a entre 400 y 700 metros de profundidad, como el pez linterna o el pez dragón, que tienen la facultad de esquivar las redes.
Estudiar la composición de estos peces y de los otros microorganismos encontrados permitirá en un futuro aprender a crear vida a partir de cambios químicos sin la ayuda de la luz solar.
Otra de las sorpresas que se han llevado los científicos es que hay muchas concentraciones de hidrocarburos por deposición atmosférica, aunque aseguran que «la salud del océano no es tan mala como los ciudadanos puedan pensar«.
Destacaron también la cantidad de microorganismos nuevos para la ciencia encontrados cuya secunciación genética ha desvelado que no se encuentran en ninguna base de datos y que los genes son diferentes en el Pacífico de los del Índico.
Fuente: Agencia EFE