Ioane Teitiota y su esposa emigraron en 2007 a Nueva Zelanda, donde nacieron sus tres hijos, pero su visado de trabajo expiró y ahora pide que el Tribunal Superior neozelandés le otorgue a él y a su familia el estatus de refugiados climáticos.
Teitiota asegura que su deportación a Kiribati sería perjudicial para la salud de sus tres hijos, quienes padecerían los efectos de la pérdida de terrenos, la salinización y contaminación del agua, y los pocos cultivos que llegan a sobrevivir debido a esta situación.
El abogado de Teitiota, Michael Kidd dijo que “el acceso al agua potable es un derecho humano básico”, pero que, sin quizás desearlo, el gobierno de Kiribati no puede garantizarlo porque está ya fuera de su control”, en declaraciones citadas por el diario “New Zealand Herald”.
“Teitiota ha sido perseguido de forma pasiva por las circunstancias en las que vive y el Gobierno de Kiribati no tiene el poder de mejorarlas”, agregó el letrado.
Kiribati, compuesto por más de una treintena de atolones y que se levanta a dos metros sobre el nivel del mar, es junto a las Islas Marshall y Tuvalu, tres de los cuatro países más vulnerables al aumento del nivel del agua de los océanos a causa del cambio climático causado por el calentamiento global.
Para mitigar sus efectos, esta pequeña nación ya ha comprado tierras a Fiyi para albergar a su población y varias decenas de personas que vivían en aldeas levantadas en la costa de islotes han emigrado ante el negro porvenir que les aguardaba.
Pero estos argumentos no han sido suficientes para evitar que varias instancias neozelandesas denegaran la petición a Teitiota, de 37 años.
El Tribunal de Protección de Inmigración consideró que si bien su petición es creíble, los solicitantes de asilo no cumplen con los criterios fijados por la Convención para los Refugiados de la ONU.
“Si bien el estándar de vida de la persona que apela será menor que el que disfrutaría en Nueva Zelanda, eso no cuenta como un daño serio para los propósitos de la Convención de Refugiados”, indicó este tribunal que subrayó que el cambio climático no solo afecta a Teitiota sino a toda la población de Kiribati en general.
“La Convención para los Refugiados, que entró en vigor a finales de la Segunda Guerra Mundial, necesita ser cambiada para incorporar a la gente que huye de las catástrofes climáticas. Lo que pasará en Kiribati en los próximos 30 años es una catástrofe”, dijo el abogado a Radio New Zealand.
El caso de Teitiona se encuentra en el Tribunal Superior de Auckland, que aún no se ha pronunciado pero que se espera que emita un fallo dentro de dos semanas.
La decisión judicial podría sentar precedente para futuras reclamaciones de los casi 100.000 habitantes que tiene Kiribati no solo en Nueva Zelanda sino en el resto del mundo.
Richard Bedford, experto en movimientos migratorios en la región de Asia-Pacífico, dijo recientemente a la cadena australiana ABC que los Gobiernos de Canberra y Wellington han sido negligentes respecto a sus vecinos de Kiribati y Tuvalu.
Para Bedford, Australia y Nueva Zelanda deberían enviar un mensaje a estas naciones amenazadas por el calentamiento global de que sus políticas de inmigración van a ser ajustadas para dar una mejor respuesta a los problemas que afrontarán sus pobladores.
Fuente: Agencia EFE
Imagen: Wikimedia