Enormes incendios devoran miles de hectáreas de boques, los agricultores deben abandonar sus cultivos soportando pérdidas millonarias y las autoridades se ven obligadas a restringir el consumo de agua entre la población ante el constante descenso de las reservas hídricas.
No estamos describiendo un escenario apocalíptico que, según los científicos, en un futuro no tan lejano podría darse en muchas partes de nuestro planeta a consecuencia del cambio climático, sino de la situación que se está viviendo en estos momentos en el suroeste de Estados Unidos.
La ausencia de precipitaciones está afectando severamente desde hace tres años a estados como California, Arizona y Nuevo México, en la que es la peor sequía de la que se tiene registro en la zona desde hace más de un siglo, cuando empezaron las mediciones.
Las autoridades y los meteorólogos confían en que tras el fin del verano boreal lleguen las tan ansiadas lluvias que suelen darse en la región en los meses de otoño y, particularmente, de invierno, aunque nadie puede asegurar que ello vaya a suceder.
¿Es posible que la sequía se prolongue durante el resto de la década? ¿Y si la ausencia de precipitaciones va más allá?
Si nos atenemos a una de las últimas investigaciones científicas sobre este asunto el futuro no parece muy prometedor y la región podría vivir una situación similar a la experimentada 9 siglos atrás, sólo que ahora con una poblaciòn de 50 millones de habitantes que mantener.
Expertos de la Universidad de Cornell, la Universidad de Arizona y el Instituto Geológico de EE.UU., publicaron hace unos días un estudio que señala que las posibilidades de que una sequía que dure al menos una década afecte al suroeste de EE.UU. han aumentado entre un 50% y un 80% a consecuencia del cambio climático.
Los científicos van más allá y aseguran que la probabilidad de que en la región se registre una «megasequía» que se extienda durante un periodo de más de 30 años ha aumentado entre un 20% y un 50%.
«Un megasequía es aquella que se prolonga en el tiempo durante más de tres décadas. Tiene que ver con su duración y no tanto con su severidad», le explica a BBC Mundo Toby Ault, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Cornell, quien encabezó el estudio arriba mencionado.
«Un megasequía no implica que deje de llover por completo. Implica una reducción significativa de las precipitaciones durante un largo periodo de tiempo», señala el experto.
Según Ault, por los datos paleoclimáticos que se tienen de la región -como los anillos de los árboles o los sedimentos de los lagos- se sabe que «en el pasado ha habido megasequías que han durado tres décadas o incluso más».
Fuente: BBC Mundo