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Niveles de agua en represa del Prado afecta hábitat de tortugas
12 diciembre, 2014

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El ascenso y descenso del agua de la Central Hidroeléctrica del Prado es inestable y los cambios se producen en cualquier momento. Dicha situación está afectando la rutina de las tortugas de río que habitan el lugar.

 

Esto fue parte de lo que evidenció una investigación de la Maestría en Ciencias–Biología, realizada por Adriana González, que tuvo como objetivo hacer un estudio de la abundancia de la población de estos reptiles endémicos, considerados una especie en peligro de extinción.

 

El embalse de Hidroprado fue construido en 1973 y fragmentó la población de la tortuga de río Podocnemis lewyana, de manera que una parte de especímenes quedó en la represa y la otra en el cauce restante dentro del río Prado.

 

“La obra generó cambios en el hábitat de estos animales y modificó la dinámica natural que tenía este importante afluente”, señala Olga Lucía Montenegro, profesora del Instituto de Ciencias Naturales de la U.N. (ICN) y directora de la tesis de maestría.

 

Durante el estudio de abundancia poblacional, desde la U.N. se llevó a cabo una evaluación de 18 kilómetros, desde las compuertas de la represa hasta la desembocadura en el río Magdalena. En dicho análisis los investigadores se dieron a la tarea de hacer conteos de individuos en las orillas del río, en rocas, troncos y otros refugios donde pudieran tomar el sol.

 

En una primera fase del estudio, realizada en el 2007, se capturaron en total 110 ejemplares, mientras que en el 2009 fueron 72. En cuestiones de tamaño, se encontraron, en su mayoría, animales con un caparazón de entre 11 y 30 centímetros de largo. Tortugas de menos de 10 cm y por encima de 40 no fueron vistas.

 

Finalmente se encontró que esta especie busca un hábitat al que llegue la luz solar de forma directa, desde orillas del río hasta en rocas y troncos. También es importante que las aguas tengan una velocidad moderada y que haya plantas ribereñas que aporten frutos a los reptiles.

 

Con respecto al agua, agrega la profesora Montenegro, la dificultad radica en el manejo de la represa, la cual sube y baja los niveles del río sin una periodicidad fija, pues solo se abren las compuertas cuando hay necesidad de la energía que provee el embalse.

 

Esta situación hace que no existan tiempos fijos para que las tortugas puedan asolearse y, aún más grave, pone en riesgo sus crías. Esto ocurre cuando las playas de anidación quedan sumergidas inesperadamente por la apertura de las compuertas del embalse.

 

Antes de la existencia de esta construcción, el ciclo natural de subida y descenso del río permitía que en aguas bajas emergieran las playas de anidación.

 

En ese entonces, las tortugas tenían tiempo para depositar sus huevos. Actualmente este ciclo natural se ha modificado y es común la pérdida de los nidos por inundación de las playas. De esta forma los reptiles pierden el esfuerzo reproductivo.

 

“Esto, adicionado a la paulatina pérdida de la vegetación, pone en riesgo la permanencia de esta tortuga en el río Prado”, concluye la profesora Montenegro.

 

Fuente: Agencia de noticias Universidad Nacional

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