Imagen: Agencia de noticias Universidad Nacional
Son escasos en nutrientes, no hay mucha actividad autotrófica y la mayoría de los alimentos provienen de la superficie. Así podrían describirse estos mares que empiezan a los 1.000 metros de profundidad.
Según Jürgen Guerrero, experto en aguas oceánicas que realizó sus estudios de posgrado y doctorado sobre tanaidáceos de aguas profundas del Atlántico, en la Universidad de Hamburgo (Alemania), gran parte de la actividad de los mares profundos la realizan los autótrofos chemosintéticos, bacterias que descomponen compuestos que provienen de la corteza terrestre.
El profesor Guerrero, invitado a compartir los resultados de su trabajo de investigación en el Instituto de Ciencias Naturales de la U.N., comentó que en la parte profunda se encuentran organismos quimiosintéticos que habitan zonas de agua caliente próximas a volcanes submarinos, por lo que presentan contenidos de azufre y varios metales, principalmente hierro.
Dichos organismos oxidan estos materiales y producen energía, compuestos de carbono, proteínas y grasas con las cuales se nutren o hacen simbiosis para efectuar sus ciclos de vida.
Una de las especies que se alimenta en estos sitios es el llamado gusano rojo, el cual no cuenta con sistema digestivo.
“Tiene un saco en la mitad del cuerpo en el que cría bacterias y, con ayuda de agallas, toma los compuestos de sulfuro, principalmente ácido sulfhídrico (H2S)”, explicó.
Estos ambientes son tóxicos debido a la presencia de dicho compuesto, uno de los agentes más venenosos que existen.
Los lagos supersalinos son de esos lugares que se encuentran en los mares profundos. Como su nombre lo indica, son masas de agua hipersalinas, relacionadas con trampas de hidrocarburos, metano y petróleo.
Se alimentan de bacterias
En estos espacios habita un tipo de almeja que tiene bacterias quimiosintéticas en las agallas. Este organismo se ubica directamente en los puntos donde sale el metano, para que las bacterias lo descompongan y produzcan compuestos útiles para el molusco.
También se pueden encontrar los nódulos de manganeso, agregaciones metálicas que se asemejan a las papas negras de diferentes tamaños.
“Siempre están en la superficie del océano y eso es muy raro porque hay sedimentación y esta debería enterrar aquellos nódulos que se encuentran en el borde superior del sedimento. Hay indicios de que dicha acción sucede por actividad biológica, ya que son fuente de alimento para los pepinos de mar”, afirmó Guerrero.
También se pueden hallar especies como los pescadores de linterna o pez rape, el cual engaña a sus presas con una pequeña luz. De igual forma están las holoturias que pueden llegar a medir 30 centímetros.
En los últimos 40 años la comprensión de este medio ha mejorado y ha cambiado la forma como se entiende la vida en el planeta, aunque solo se conoce un 2 % de los fondos oceánicos.
Por eso, se considera que el estudio del investigador alemán es de suma importancia para la humanidad.
Solo para nombrar un ejemplo, hay que recordar que el 40 % del territorio de Colombia yace a más de 2.000 metros de profundidad, siendo la verdadera tierra olvidada.
El investigador Guerrero trabajó en el Museo Zoológico de Hamburgo y en el instituto Alemán Senckenberg de biodiversidad marina. También formó parte de la misión alemana a Rusia para el estudio de aguas profundas marinas.
Otros datos
Los océanos ocupan el 70,8 % de la superficie terrestre (361.000.000 km2) y los fondos oceánicos comprenden un 53 % de esta, lo que los convierte en el bioma más grande que existe y el menos conocido.
A pesar de que los océanos tienen un promedio de 3.800 metros de profundidad, se consideran mares profundos desde los 1.000 metros hacia abajo. Hasta los 1.000 metros de profundidad llega la luz ultravioleta, más abajo ya no llega ningún tipo de luz y las temperaturas pueden oscilar entre los 0 y -4°C.
Fuente: Agencia de noticias Universidad Nacional
