El virus que provoca la fiebre chikunguña llegó a América Latina hace menos de un año y ya se tornó evidente que vino para quedarse, así lo manifiesta Marcos Espinal, experto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«Se trata de una enfermedad que, a pesar de tener una tasa de mortalidad muy baja, va a entrar en un proceso endémico en la región, definitivamente», dijo Espinal, Director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS.
El virus de chikunguña había sido identificado por primera vez en Tanzania en 1952 y hasta diciembre del año pasado era desconocido en América Latina. Sin embargo, el número de casos confirmados en las Américas ya ascendía a 9.537 hace apenas una semana, con 113 muertos, al tiempo que el número de episodios bajo sospecha ya llega a los 729.178, en su absoluta mayoría en países del Caribe.
El virus es trasmitido por el mismo mosquito que transmite el dengue, Aedes aegypti,y por la variante Aedes albopictusaunque, pero como enfermedad posee signos y síntomas diferentes. Al fin de un proceso de incubación de tres días, el virus chikunguña genera bruscamente fiebre alta y manchas en la piel, pero luego genera fuertes dolores en las articulaciones que pueden tardar meses y hasta años en ser superados. Hasta el momento no existe un tratamiento específico ni una vacuna disponible contra el virus.
«Se trata de una enfermedad que ha ingresado a la región por el Caribe, pero ya Colombia, Venezuela y Brasil han notificado casos, se ha expandido e ingresará en un proceso endémico. Y los países tendrán que manejarlo en este sentido», dijo. Para Espinal, la mayoría de los países de la región ya tiene algún tipo de política pública o estructura disponible para combatir el dengue, y esa base debe ser utilizada para contener la expansión del chikunguña.
«La estrategia de control de vectores y el abordaje clínico básicamente se aplica también al chikunguya, como el control de criaderos de mosquitos o aguas estancadas, que ya se usan para combatir el dengue», apuntó el experto.
Los datos de la OPS muestran que el país más afectado hasta ahora es la Guyana Francesa, donde ya se registraron 2.646 casos confirmados. Pero en República Dominicana hay nada menos que 486.206 casos bajo sospecha.
Le siguen Guadalupe (430 confirmados y más de 77.000 bajo sospecha), Haití y Martinica. En Sudamérica, Venezuela es por ahora el país que sufre un mayor impacto del virus, con 328 casos y otros 841 bajo sospecha, mientras que Brasil confirmó dos.
Colombia, que ya confirmó 42 episodios (1.308 bajo sospecha), registró esta semana su primera muerte por esta causa: una bebé de diez meses proveniente de Venezuela. En América Central las preocupaciones se centran en El Salvador, donde hay registro de 54 casos confirmados hace una semana, y más de 16.000 sospechas.
En este escenario, los países latinoamericanos ya han dado los primeros pasos. Elgobierno de Costa Rica, por ejemplo, recomendó a sus ciudadanos a inicios de este mes que posterguen eventuales viajes a República Dominicana por causa del virus, al tiempo que Panamá y Guatemala ya activaron alertas nacionales en este sentido.
En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro anunció la creación de un «comité especial» para reducir el impacto del dengue y del chikunguña. Perú, que ha registrado tres casos importados, emitió la semana pasada un alerta en sus centros de salud ante el riesgo de transmisión autóctona.
La revista especializada británica The Lancet publicó en su último número un artículo afirmando que especialistas estadounidenses habían iniciado las pruebas de una vacuna contra el virus de la fiebre chikunguña en seres humanos. El Instituto Pasteur, de París, también trabaja en una vacuna. Ya en el mes de julio la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, alertó durante una visita a La Habana que «la situación en la región es realmente grave».
Fuente: El Espectador